El planeta nuevo de Carlitos
era realmente hermoso, era un gigante gaseoso de color morado con rayos,
truenos y constantes tormentas eléctricas que le daban una apariencia distinta
cada pocos segundos.
Cuando el “planetero” pasó
cerca del vecindario sonando su clásica cornetita todos los demás niños
enloquecieron de alegría, ya tenía planetas con anillos, pero el gaseoso de
tormentas era realmente bello y el más grande, ¡800 centímetros cúbicos en su
totalidad!
Su
papá estaba muy orgulloso de las calificaciones de su retoño, así que le compró
el planeta, el vendedor le amarró un hilo y se lo llevó flotando dando brincos
de alegría.
Julio se tuvo que conformar con un mundo más pequeño, uno
habitado, apenas tenía unos cuantos saurios y parecía ser que en su ecosistema
no se habían desarrollado mamíferos.
El papá de Carlitos comprendió que la mamá de Julio era
muy pobre y que no podía comprarle a su hijo un planeta con más vida, ¡Ni
hablar de un gigante gaseoso! Tendría que hacer algo por ese niño, el hecho de
ser pobre no merecía que con tan buenas calificaciones tuviera menos que su
hijo, así que prometió que la próxima vez que el planetero viniera le compraría
un planeta igual al de su hijo.
La mamá de Julio le dio las gracias a su vecino, ¡La vida
era tan dura cuando se tenía que luchar sola!
Sin embargo, esas cosas
no importaban a los niños, se fueron al parque a jugar con sus planetas.
Carlitos y Julio estaban muy contentos cuando llegó
entonces Armando con su planeta atado a su índice derecho, era un planeta
habitado y con civilizaciones, en un continente habían desarrollado una cultura
de tipo renacentista y con tendencias de tipo racional, no habían tenido Edad
Media prácticamente, y en el otro continente apenas estaban descubriendo la
rueda y el fuego, pero ya tenían una religión basada en un dios contorsionista
(Razón por la cual todos se chupaban el pulgar del pie izquierdo en señal de
respeto).
Armando estaba muy orgulloso de su planeta, y para
consolar a Julio le dijo que cuando los renacentistas crearan grandes urbes
permitiría que uno de sus dinosaurios destrozara una ciudad nada más para ver
que pasaba.
Y los tres estaban muy contentos en el parque, se
intercambiaron al menos tres veces sus planetas mientras se divertían
presumiéndoles a los demás niños que no tenían planetas con que jugar.
En eso vieron que Alejandra se acercaba muy contenta, a
lo lejos parecía que tenía atado un planeta también, y en su otra mano chupaba
una enorme paleta de colores.
- ¡Ahí viene esa pesada de Alejandra! - Dijo Julio
mientras recolectaba parte del cáñamo con el que sostenía su planeta,
sujetándolo para que Alejandra no le hiciera algo a su mundito -.
- ¡Hola chicos! - Saludó sonriendo con perversa
travesura- ¿Ya vieron que me compró mi papá?
- ¡Pues para que lo sepas - Le dijo Carlitos- mi papá me
compró el planeta más grande que tenía el planetero!
- ¡Ja - Continuó la niña- Cualquiera tiene un planeta!
- ¿A sí, pues qué es eso? - Dijo Armando señalando al objeto
que traía la niña, Julio abrazaba su mundo dándoles la espalda para protegerlo
-.
- ¿Esto? - Contestó Alejandra- Es algo nuevo.
Entonces empezó a enrollar la cuerda en su mano para
bajar a su nivel el juguete, tenía atado en el extremo superior un objeto
obscuro y plano que parecía moverse, pequeñas luces como estrellas giraban a su alrededor por la
parte externa, para que en determinado momento las succionara alargándose hacia
el centro del objeto donde desaparecían en el vacío de la mancha negra.
Sin avisar acercó su juguete al mundo de Carlitos y
empezó a succionarlo en fracción de segundos, el planeta empezó a alargarse y
los gases de su mundo se introdujeron al vació obscuro desgarrándose en
jirones, el niño miró con tristeza como se había quedado solo con su cuerda que
ahora yacía fláccida en el piso.

- ¡Ja, ja! - Rió la niña mientras se iba brincando de
contenta mientras seguía chupando su paleta.
Julio fue definitivamente el más afectado, pero Carlitos
le puso una mano en el hombro en señal de apoyo.
- No te preocupes - Le dijo a su amiguito- Mañana mi papá
me comprará un agujero negro más grande. ¡Y vas a ver la que se va armar!
que maquiavelico, humor negro me gusta! Jorge Corona.
ResponderEliminarHola!! tu blog está genial, me encantaria afiliarlo en mis sitios webs y por mi parte te pediría un enlace hacia mis web de cuentos y asi beneficiarnos ambos con mas visitas.
ResponderEliminarme respondes a emitacat@gmail.com
besoss!!
Emilia
¡Saludos Muñekita Cat! Claro que sí, temandomail despues,¡Saludos!
Eliminarla verdaD ES QUE SI ES MUY PADRISIMO LA VIDA LCTEA
ResponderEliminar¡Gracias,que bueno que te gustó!
Eliminares como si se tratara de semis dioses del universo, raza de poderosa categoria civilizadas! a jugar al universo y su creaciones!..
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