martes, 14 de octubre de 2014

Platícaselo al Viento

“A las palabras se las lleva el viento”
Dicho popular.

¡Platícaselo al viento! – Dijo la abuelita Nor a sus nietos, Mónica y Zagal – ¡Cuéntale lo que quieras, tus palabras viajarán hasta ellos y sabrán lo que les quieras contar; vamos, vamos, no seas egoísta, ellos también nos platican sus historias, ya viene el próximo vendaval de vuelta y tenemos que contarles lo que nos pasa!
Mónica y Zagal sonrieron y echaron a correr como hacían todas las temporadas; salieron de la aldea y se dirigieron a la costa, a la parte más alta, a la cima de la quebrada, ya que ahí es donde podrían escuchar mejor a pesar del ruidoso rompimiento de las olas.
Cuando llegaron ya había otros niños de la aldea y algunos adultos, unos estaban sentados sobre la suave hierba verde sintiendo el fresco de la brisa y otros habían llevado sillas o banquitas; aunque Mónica y Zagal tenían apenas unas pocas temporadas de vida (Mónica tenía ya nueve y Zagal ocho) sabían lo importante que era el evento.
Y así, como todos los años, se sentaron y esperaron, esperaron y esperaron… Zagal bostezó aburrido y estuvo a punto de decirle a su hermana mayor que sería mejor ya irse a comer a casa, pero cuando volteó hacia el lado de la tierra vio que prácticamente toda la aldea ya estaba ahí esperando también.  Mónica volteó a ver y descubrió con la mirada a su abuela quien se había traído una silla y dormitaba acariciada por la cálida manita de de uno de los dos soles que siempre estaban en lo alto de ellos, uno encima del otro.
Zagal bostezó de nuevo y estuvo a punto de decirle a Mónica que ya era suficiente cuando ésta le dijo:
- ¡Shhh, espera, ya escucho algo!
Silencio.
La brisa del mar sonó de nuevo y entonces llegó así la primera palabra:
- ¡Hola! – Susurró el viento con voz de niño y todos guardaron silencio para escuchar con atención – Soy Zaluum y quiero saludarlos a todos…
La abuela sonrió complacida a igual que todos los miembros de la aldea quienes habían escuchado a Zaluum por primera vez hacía dos ciclos solares,  así que esta era la tercera vez que lo escuchaban.
- ¿Cómo están la abuela Nor y el abuelito Gili? – Continuó la voz que provenía del otro extremo, más allá de donde se ponían los dos soles en la mar, la abuela al escuchar el nombre de su esposo suspiró de tristeza, él ya había fallecido hacía un par de lunas – Espero que se encuentren con bien todos, quiero contarles que acá, en la aldea de la Tierra Roja también estamos todos bien, a pesar de que no ha llovido  y nos hace mucha falta,  esperemos que los altos designios nos escuchen y que esta plegaria llegue a ellos también.
- Estoy muy contento – continuó -  porque hace unas tres lunas llegó Zima a la Tierra Roja ¡Ya soy hermano mayor! Llora todo el día y no deja de comer… Ya quiero que sea más grande para que pueda llevarla al monte ígneo y salir volando de él esquivando la lava, ¡la última vez que fui casi me alcanza! Pero extendí mis brazos y una ráfaga de viento cálido me sacó volando de ahí.
- A veces – continuó la voz de Zaluum –, los demás niños y yo volamos lo más alto posible para ver si podemos alcanzar a verlos a ustedes, pero los mayores dicen que están muy, pero muy lejos… ¿Es cierto que no pueden volar?   Ya veremos cómo planear más rápido y los visitaré algún día, tal vez cuando Zima ya esté más grande y podamos jugar con Mónica, Zagal, Miri y Aldo…
Mónica y Zagal voltearon a verse sonriendo, les daba gusto saber que aun los recordaban, Miri y Aldo eran dos amigos de ellos, eran sus vecinos que vivían en la cabaña de enfrente, quienes también estaban escuchando al viento con los demás de la aldea
- Claro que les llevaría regalos a la abuela Nor y al abuelo Gili… -La abuelita Nor volvió a suspirar – Y también a los demás mayores y a los otros niños. Bueno, ya me voy porque los demás también quieren platicarles cosas, pero antes les contaré algo que dijo el tío Hermes: que un día construirá una gran balsa que pueda flotar sobre el mar y empujado por velas con el viento acompañará todos los mensajes de la aldea hasta ustedes, aunque el viaje sea muy largo… si la construye entonces yo iré con él… ¡Adiós, les platico en el próximo ciclo!
Hubo un pequeño momento de silencio y entonces se escuchó otra voz, ahora era la de un hombre mayor que le mandaba recados a otros miembros de la aldea de Mónica y Zagal, que era la aldea de las “Tierras Bajas”, platicó sobre la pesca aérea y todos se imaginaban maravillados como sería pescar en el aire a las aves y a los peces voladores. Mónica se imaginó flotando entre las nubes persiguiendo a las grullas y mantarayas voladoras, llevaría una caña de pescar muy, muy larga, se escondería detrás de una nube gorda y rosada y cuando pasara alguna le lanzaría el anzuelo, pero en lugar de atraparla se dejaría arrastrar por todo el cielo, pasaría encima de la aldea de la Tierra Roja y podría así saludar a Zalumm y a los demás niños de ese lejano pueblo y jugar rebotando entre las nubes con ellos, después regresaría a su casa en las tierras bajas y saludaría a todos sus amigos y a su abuela… ¿Realmente estarían tan lejos los mensajeros de aquella aldea?
El viento siguió soplando, y con ello llegaban nuevas palabras, diferentes voces y cantos, canciones e historias que no conocían y que se grabarían en su memoria volviéndose así parte de ellos para siempre…
Así fue durante todo el día hasta que terminó de soplar el aire, y con ello, las historias de la gente de la Tierra Roja…
Todos en la aldea permanecieron en silencio por unos instantes, algunos sonreían, otros dejaban escapar alguna lagrimita y muchos tenían una extraña mezcla de ambos, sonreían con los ojos irritados… Mónica no entendía eso y le asombró ver que la abuela era una de éstas.
Poco a poco empezaron a regresar a casa. Zagal echó unas carreritas con Aldo y Miri mientras Mónica se acercó a la abuela y la ayudó llevándole su silla de madera.
- ¿Ya sabes que vas a responderles? – Preguntó la abuelita a Mónica – Recuerda que temprano el viento terminará de rodear las montañas y estará limpio de palabras cuando pase por acá de vuelta a las Tierras Rojas y tenemos que mandar nuestra respuesta.
- Aun no estoy segura, acá no pasan cosas tan interesantes como las que le pasan a Zaluum y a sus amigos… ¡Imagínate abuela, ellos pueden volar!
- Sí, pero ellos no pueden respirar bajo el agua como además hacemos nosotros.
- Eso no lo puedo creer – Dijo Mónica – Yo pensaba que todo el mundo podría hacerlo, no le veo mucho chiste, estar bajo el agua es aburrido y hasta peligroso, hay peces gigantescos y carnívoros, y fosas enormes en las que si te caes nunca volverás a salir… ¡Pero volar, caminar por el cielo, eso debe ser increíble!
- A lo mejor ellos piensan al revés que nosotros, Mónica – Dijo la abuela –. A lo mejor piensan que volar es aburrido, ya oíste lo que dijo Zaluum, ¡Tienen que construir balsas  para poder surcar el mar!
Mónica se imaginó cómo sería la gente de la aldea de la Tierra Roja, se los imaginaba muy hermosos, ligeros y delgados con la piel color azul como el cielo o transparentes, con membranas entre los brazos y el tórax para que pudieran planear, muy diferentes a ellos que eran… ¡Bueno, como todos los demás!

Mónica se quedó así pensativa frente a la casa, Zagal ya se había metido a la casa al igual que Miri y Aldo a la suya… ¿quién habría ganado la carrera? Tal vez la gente de la aldea de la Tierra Roja si encontraría interesante la vida de ellos, así que se puso a pensar con detenimiento que les respondería.
Al día siguiente Mónica se levantó muy temprano, ayudó a la abuela Nor a preparar el desayuno para Zagal, la abuela y ella y dejaron los trastes sin lavar ya que la hora estaba muy cerca. La abuela tomó su silla y Mónica le indicó con la mirada a Zagal que se la llevara.
Salieron de inmediato y la mayoría de los vecinos de la aldea ya se dirigían a la quebrada en donde mandarían sus mensajes, la abuela se acomodó en el mismo lugar que el día anterior y Zagal se puso de inmediato a jugar con Miri y Aldo.
Omoro, el jefe de la aldea se paró detrás de Mónica y le puso una mano en el hombro para sorpresa de la niña de las Tierras Bajas.
- Tú serás la primera en contar tu historia – Le dijo el jefe –.
- ¿Yo? – Preguntó Mónica –.
- Sí – Dijo Omoro mientras la conducía a la orilla del barranco que daba hacia el mar – Zaluum prácticamente te mandó su mensaje a ti, lo correcto es que tú seas la primera en esta ocasión, ¡Vamos, platícaselo al viento!
Y como buen jefe de la aldea que era, el viento pareció obedecerle y la primera ráfaga del viento llegó por detrás, Mónica sonrió y empezó a platicarle a Zaluum y a la lejana gente que vivía más allá del horizonte, le contó que el abuelito Gili ya había muerto dos lunas atrás, pero que los demás en la aldea estaban bien, y entonces le contó cosas que seguro les parecerían muy interesantes, como por ejemplo, cuando el gran pez de muchos dientes estuvo a punto de devorarse a Zagal, o de cómo domesticaban a otros peces que jugaban con ellos, ella tenía uno que era su favorito que cambiaba de colores y que siempre la buscaba.
Mónica siguió hablando mientras el viento se llevaba sus palabras hasta el confín más lejano, sabía que del otro lado la escucharían y le responderían, aunque la respuesta tardaría mucho en llegar, hasta el próximo ciclo, cuando Mónica tuviera ya diez y ya no sería tan niña.
Una vez que terminó el jefe Omoro empezó a platicar su respuesta mientras que Mónica miraba hacia el océano, buscando con la mirada con la esperanza de que algún día, a lo mejor no muy lejano, verían a esa casa flotante traída con la fuerza del viento acompañada de nuevas historias y palabras, y a sus desconocidos amigos,  que ya no lo serían tanto.

F I N.

martes, 28 de mayo de 2013

XIAN EN LOS INFIERNOS



“...Yo he estado ahí, Remiel. Lo he hecho, 
me he puesto la camiseta, 
comido la hamburguesa, comprado 
el álbum con el grupo original, 
coreografiado a la legión de los 
condenados y  orquestado sus gritos...” 

Lucifer Morningstar
en Sandman # 60 
de Neil Gaiman

 
Y Xian se presentó ante él por primera vez hace miles de años, estaba desnuda, humillada, pudo descansar por primera vez en doscientos años de agonía constante, y lo vio por primera vez, era hermoso, alto, rubio, gallardo; era realmente el ángel mas bello que jamas hubiese existido, y sin embargo el se hacía cargo del lugar de sus tormentos.
-Has solicitado audiencia -Dijo el mismo Luzbel dirigiéndose a ella por primera vez, contemplándola de cabo a rabo, Xian sintió su penetrante mirada proveniente de sus ojos azules, era esta la característica que le había dado a ganar su reputación, que reflejaba la corrupción que implicaba ser el Señor de los Infiernos, y se sintió incomoda, aunque curiosamente no inhibida por su desnudez, eso no estaba en la mirada de Lucifer.
-Así es Señor -Contestó serena, no parecía que había estado en el lago de lava de los condenados- tengo ya doscientos años purgando mi condena, es tiempo ya de marcharme.
Lucifer la contempló divertido, y rió mas bien para sus adentros, la miró y por primera vez mostró libido en su mirada, Xian lo notó y sintió temor, aunque pensó en que sería interesante hacer el amor con el príncipe de la obscuridad,
-Doscientos años no son ni un segundo en la eternidad -Respondió el Ángel caido-. Nunca terminará.
Y con un ademán de sus manos dos demonios la llevaron de nuevo al lago infernal.


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La segunda vez que Xian vio al Diablo habían pasado ya cuatrocientos años más, el Ángel Bello lucía cansado, fastidiado, dos rudas ojeras marcaban su bello rostro.
-Has pedido verme de nuevo Xian, ¿no has entendido?
-Señor -Respondió temerosa, aunque ya no tan cohibida por su desnudez, seiscientos años de castigo la habían situado mas allá del pudor- Ya es tiempo de marcharme, el lago de fuego ya no es suplicio para mí, he pagado mis culpas.
-¿Y quién eres tú para decidir eso?
-Solo soy Xian, y nada más.
Luzbel la contempló con cierta fascinación, y pensó en lo interesante que sería copular con esta simple mortal, pero se veía agotado, con un ademán llamó a uno de sus demonios y ordenó.
-Te concedo el haber vivido una hora de la eternidad, ahora tendrás otro castigo, ¡llévenla al potro infinito!

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Mil años pasaron, y Lucifer fue a ver a Xian, quién ya ni siquiera resistía estoica el castigo, le era placentero.
-¡Deténte! -Ordenó al demonio que infligía el castigo- Xian, ¿ya no sufres aquí tampoco?
-No Señor, creo que ya es hora de partir.
Lucifer la contempló meditativo, Xian pudo apreciar que se veía más cansado, demacrado, sus bellas alas eran ya un pálido reflejo de miseria, y su voz, que en antaño había sido la más hermosa de todos los ángeles se había tornado ronca.
-¿Y por que crees eso?
-Porque ya no hay dolor que puedan inflingirme, todo se tornará de un momento a otro en placer.
-Sígueme.
Y Xian así siguió al Diablo.

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Lucifer puso a Xian a trabajar con él por dos mil años inventando nuevos castigos y tormentos, Xian al principio estaba feliz, era creativa y se sintió viva una vez más, recordó todo el daño que infligió en vida y que la había hecho merecedora de su estadía en el infierno, descubrió además que los castigos psicológicos eran aún más terribles que los físicos.

Pero al principio del tercer milenio se empezó a aburrir y empezó inclusive a sentir pena por las almas a las que sometían al castigo, por su parte, Lucifer continuaba mostrando señales de desgaste, al principio dio señas de reestablecerse, el haber contratado a Xian le había dado un nuevo sentido a su labor e incluso había considerado volverse su amante, pero a fin de cuentas era lo mismo, variaciones de un mismo tema.
Al final del tercer milenio Xian ya no sentía placer por su labor, sentía repugnancia y empezó a liberar a las almas más antiguas.
Y así llegó el momento en que Lucifer ya no aguantó más, renunció, se encaró con el Señor de la Luz y declaró que era inútil su antagonismo, así que dejó a Xian encargada del infierno y nunca más lo volvieron a ver ahí.
Xian lloró ante la pérdida de Lucifer, comprendió entonces que lo amaba, que ese tampoco era un lugar para ella, y ante su simple deseo el infierno se destruyó, muy pocas almas escaparon y huyeron a otros reinos, donde los admitieran.
Xian comprendió entonces que había terminado no solo con su propio infierno, sino con “El Infierno”, y por eso mismo supo que ya tampoco vería a su amado.
Se envolvió con una capucha y partió a concluir su eternidad.

miércoles, 3 de abril de 2013

PLANETAS



El planeta nuevo de Carlitos era realmente hermoso, era un gigante gaseoso de color morado con rayos, truenos y constantes tormentas eléctricas que le daban una apariencia distinta cada pocos segundos.
Cuando el “planetero” pasó cerca del vecindario sonando su clásica cornetita todos los demás niños enloquecieron de alegría, ya tenía planetas con anillos, pero el gaseoso de tormentas era realmente bello y el más grande, ¡800 centímetros cúbicos en su totalidad!
            Su papá estaba muy orgulloso de las calificaciones de su retoño, así que le compró el planeta, el vendedor le amarró un hilo y se lo llevó flotando dando brincos de alegría.
            Julio se tuvo que conformar con un mundo más pequeño, uno habitado, apenas tenía unos cuantos saurios y parecía ser que en su ecosistema no se habían desarrollado mamíferos.

            El papá de Carlitos comprendió que la mamá de Julio era muy pobre y que no podía comprarle a su hijo un planeta con más vida, ¡Ni hablar de un gigante gaseoso! Tendría que hacer algo por ese niño, el hecho de ser pobre no merecía que con tan buenas calificaciones tuviera menos que su hijo, así que prometió que la próxima vez que el planetero viniera le compraría un planeta igual al de su hijo.
            La mamá de Julio le dio las gracias a su vecino, ¡La vida era tan dura cuando se tenía que luchar sola!
            Sin embargo, esas cosas  no importaban a los niños, se fueron al parque a jugar con sus planetas.
            Carlitos y Julio estaban muy contentos cuando llegó entonces Armando con su planeta atado a su índice derecho, era un planeta habitado y con civilizaciones, en un continente habían desarrollado una cultura de tipo renacentista y con tendencias de tipo racional, no habían tenido Edad Media prácticamente, y en el otro continente apenas estaban descubriendo la rueda y el fuego, pero ya tenían una religión basada en un dios contorsionista (Razón por la cual todos se chupaban el pulgar del pie izquierdo en señal de respeto).
            Armando estaba muy orgulloso de su planeta, y para consolar a Julio le dijo que cuando los renacentistas crearan grandes urbes permitiría que uno de sus dinosaurios destrozara una ciudad nada más para ver que pasaba.
            Y los tres estaban muy contentos en el parque, se intercambiaron al menos tres veces sus planetas mientras se divertían presumiéndoles a los demás niños que no tenían planetas con que jugar.
            En eso vieron que Alejandra se acercaba muy contenta, a lo lejos parecía que tenía atado un planeta también, y en su otra mano chupaba una enorme paleta de colores.
            - ¡Ahí viene esa pesada de Alejandra! - Dijo Julio mientras recolectaba parte del cáñamo con el que sostenía su planeta, sujetándolo para que Alejandra no le hiciera algo a su mundito -.
            - ¡Hola chicos! - Saludó sonriendo con perversa travesura- ¿Ya vieron que me compró mi papá?
            - ¡Pues para que lo sepas - Le dijo Carlitos- mi papá me compró el planeta más grande que tenía el planetero!
            - ¡Ja - Continuó la niña- Cualquiera tiene un planeta!
            - ¿A sí, pues qué es eso? - Dijo Armando señalando al objeto que traía la niña, Julio abrazaba su mundo dándoles la espalda para protegerlo -.
            - ¿Esto? - Contestó Alejandra- Es algo nuevo.
            Entonces empezó a enrollar la cuerda en su mano para bajar a su nivel el juguete, tenía atado en el extremo superior un objeto obscuro y plano que parecía moverse, pequeñas luces  como estrellas giraban a su alrededor por la parte externa, para que en determinado momento las succionara alargándose hacia el centro del objeto donde desaparecían en el vacío de la mancha negra.
            Sin avisar acercó su juguete al mundo de Carlitos y empezó a succionarlo en fracción de segundos, el planeta empezó a alargarse y los gases de su mundo se introdujeron al vació obscuro desgarrándose en jirones, el niño miró con tristeza como se había quedado solo con su cuerda que ahora yacía fláccida en el piso.
            Pero eso no fue todo, el objeto succionó también el planeta de Armando y finalmente el de Julio, por más que este trató de correr el juguete de Alejandra le dio alcance.
             - ¡Ja, ja! - Rió la niña mientras se iba brincando de contenta mientras seguía chupando su paleta.
            Julio fue definitivamente el más afectado, pero Carlitos le puso una mano en el hombro en señal de apoyo.
            - No te preocupes - Le dijo a su amiguito- Mañana mi papá me comprará un agujero negro más grande. ¡Y vas a ver la que se va armar!

jueves, 21 de marzo de 2013

Tiempo Deítico




Para mi prima Indira,  por lo de la galleta María.

Deítico: Adj. Dícese de lo relativo a los dioses.
Nota: los parámetros deíticos han ocasionado que en esta trascripción no podamos determinar con precisión las nociones temporales, serían incomprensibles para los lineamientos humanos; para los puristas recomendamos buscar en la "Enciclopedia Kosmos Grolier Junior" la versión original del presente texto, también es ampliamente recomendable leer previamente el ensayo matemático: "Comprensión del sistema temporal deítico: Una aproximación Metafisicopsíquica al desarrollo de las existencias divinas, cósmicas y del hombre" del profesor en filosofía y matemáticas Michael Rodríguez, Págs.586-723 del capítulo 2. Para evitar molestas notas y pies de página en la presente edición hemos optado por traducir las nociones temporales simplemente como: "Un buen".
           
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            La nave llevaba surcando el espacio por un tiempo bastante considerable, inclusive para los parámetros deíticos.
            El H. Doc. Mc Intosh se encontraba de guardia a las X horas y ya se encontraba aburrido, todas las máquinas funcionaban perfectamente desde hacía un buen y nada parecía salir mal, su guardia terminaría en otro buen de tiempo y no sabía qué hacer.
            Con más apatía y no porque fuera una idea realmente buena presionó el botón azul y el robot compañía llegó a su lado.
            - H. Doc. Mc Intosh, ¿En qué puedo servirle? - Respondió el robot con su voz electrónica, voz que Mc. Intosh odiaba, ¿A quién diablos se le habría ocurrido programarle esa voz electrónica y chirriante de hacía un buen de los primeros robots y no la de una atractiva mujer o algo por el estilo? -.
            - Robot, estoy aburrido - Le respondió - ¿Qué es lo que acostumbraban hacer los demás cuando les tocaba hacer guardia?
            - Bueno Señor - Respondió con su voz electrónica - Cuando llegan a este grado de pesadumbres muchos se instalan un neuro programa psicológico, sacan a flote sus problemas y traumas existenciales y cuando les llega el tiempo de su periodo de hibernación lo hacen con la mente tranquila y con muchas expectativas para cuando encontremos un nuevo mundo.
“Otros se sumergen en la desesperación – Continuó- y tengo que tranquilizarlos con una dosis de rayos tranquilizadores, en esos casos los tengo que mandar a hibernar antes de tiempo y despertar al relevo con anticipación”.
“Algunos otros se han suicidado y...
            - ¿Se han suicidado? - Interrumpió con asombro el buen Doctor -
            - Sí, hasta ahora se han suicidado solo unos 128, pocos en realidad...
            - ¿Y qué pasa con los cadáveres?
            - Se sacan al espacio en un funeral de tipo vikingo
            - ¿Vikingo?
            - Si, fue una cultura que existió en el mundo madre hace un buen. Los menos suelen no aburrirse, estudian las Enciclopedias Kosmicas, o ven antiguas recreaciones artísticas en los neuro-hologramas, pero son muy pocos, la mayoría solo piensa en sexo y en cortarse las venas con una galleta María, por cierto Doc., ¿No sabe Usted  que es una galleta María?
            - Mmm...  No lo siento.
            - En fin Señor, ¿Qué se le ofrece? ¿Ver alguna enciclopedia, el neuro programa psicológico, preparo su funeral vikingo?
            - A ver, creo que...
            En eso, la computadora empezó a parpadear todas sus luces y a emitir chillidos y sonidos electrónicos que molestaron mucho al doctor pero que parecieron encantarle al robot, una voz femenina (¡Vaya, alguien había programado esa cosa de una manera más agradable!) empezó a llamarlo:
            "Honorable Doctor. Mc Intosh, se le informa que se ha localizado un planeta de clase XY2 en el sector Gamma B, se esperan instrucciones"
            El H.Doc Mc Intosh se quedó callado, anonadado por un segundo que pareció un buen. Finalmente, desde que la tierra se había destruido y solo habían podido salvar en esa nave a las muestras genéticas de miles de hombres y mujeres de ciencia, cultura y las artes que viajaban por el espacio en busca de un nuevo mundo que habitar desde hacía un buen que llevaban viajando, habían encontrado al planeta idóneo para habitarlo.
            El Profesor Mc Intosh mandó sondear el planeta y los resultados eran fascinantes: oxigeno en abundancia, vegetales, minerales, agua, etc. Todo era perfecto, no se podía pedir algo mejor, su parecido con la tierra era fenomenal, inclusive dos terceras partes del mundo eran también agua.
            - ¿No es fabuloso robot, no sientes algo fantástico?
            - Le recuerdo Doc. - Con su voz electrónica de hacia un buen - que los robots no sentimos.
            - Cierto, cierto - En ese momento comprendió porque se le había programado esa voz, de esa forma no se familiarizarían y encariñarían con él, finalmente era sólo un robot - No creí que me tocara a mí ser quien lodescubriera, ¿Qué procedemos a hacer ahora?
            - Bueno, ahora tenemos que programar y generar el clon del que sería su relevo, pero que ahora lo ayudará a preparar el aterrizaje al nuevo mundo y programar una primera expedición.
            El H. Doc. Mc Intosh mandó al robot a preparar el clon mientras él terminaba el sondeo del planeta, revisó también  todos los mecanismos de la nave para el aterrizaje y el abastecimiento en caso de que las cosas salieran mal y no se quedaran en ese mundo. Todo salió a la perfección, no se presentó ningún error, ningún impedimento; la computadora inclusive localizó un precioso claro donde aterrizarían tras el sondeo preliminar.
            Una vez terminado de revisar y corroborar los datos fue a buscar al robot y a conocer a su nuevo compañero, le emocionaba más el poder hablar con otro ser humano que el descubrimiento del nuevo mundo inclusive.
            Se dirigió a la habitación de generación de clones (Al lado del cuarto de hibernación, ahí iban los clones que terminaban su periodo de guardia) pero antes de entrar lo detuvo el robot.
            - ¿Qué ocurre robot?
            - Bueno Señor, ha ocurrido una pequeña complicación - Dijo con su fría voz que aborreció aún más, ya le urgía hablar con cualquier persona -.
            - Pero todo lo demás está bien, digo, perfecto.
            - Si señor, pero esto es algo que no teníamos contemplado...
            - ¿Quién es la persona que iba a despertar?
            - De hecho ya despertó, es la Profesora Mary Matheson.
            - ¡Bueno, déjame verla! - Respondió molesto, y más al saber que se trataba de una mujer, ansiaba en deseos de oír a una mujer y no al pedazo ese de chatarra -.
            - Doctor, déjeme advertirle que...
            Desesperado lo empujó y entró a la habitación, fuese el problema que fuese entre él y la profesora lo resolverían.
            Lo primero que vio fue a la doctora sentada en la camilla con solo una bata puesta, era bellísima, rubia de ojos de colores, uno púrpura y uno verde, su piel nuevecita, perfecta en un cuerpo de adolescente virginal, libre del toque de ningún ser; se enamoró de ella tan sólo verla; él por su parte había despertado también con un cuerpo de adonis, y aunque científico no le importó dar rienda suelta a sus instintos más primitivos y declararle en ese momento su amor, tenía ya más o menos un buen de tiempo desde que lo habían generado con las memorias del H. Doctor Mc Intosh original y realmente extrañaba la calidez de una piel femenina. Pero antes de que pudiera externarle sus sentimientos descubrió que la Profesora derramaba una lágrima de su ojo púrpura.
            - ¿Que ocurre profesora?
            La Profesora titubeo, El H. Doc. Mc Intosh ansiaba escuchar su femenina voz, sin embargo lo que siguió fue simplemente increíble.
            - Que no soy la Profesora - Respondió con una voz mucho más grave que la suya - Soy Giordanno Fajadotti, cantante de Ópera, éste no es mi cuerpo.
            - P-pero ¿Qué ocurrió aquí?
            - Eso es lo que quería explicarle Doctor - Respondió por detrás el robot - ¿Recuerda que ayer nos rozó un pequeño meteoro en el casco?
            - Sí, lo recuerdo - Respondió el H. Doctor- Fue un golpe conciso pero no de gravedad, no causó ningún daño...
            - Eso pensamos aparentemente - Respondió el robot - pero no calculamos una pequeña vibración y...
            - ¿Y?
            - Y pues revolvió los archivos de las memorias necesarios para instalarlas en sus correspondientes  clones.
            - ¿O sea que...
            - Sí, cada uno de los clones no tendrá la memoria correspondiente adecuada.
            - ¡Pero podremos solucionarlo!, ¿No es así?
            - Desde luego Señor, antes de aterrizar acomodaremos todos los archivos; entre la computadora y yo nos encargaremos de eso.
            - Bueno, mientras podré ver un neuro-holograma o algo así y...
            - He, Señor, no se lo aconsejo, mejor busque otra opción.
            - ¿Porque?
            - Porque de acuerdo al daño calculado, la velocidad de la computadora y la mía, estimamos que terminaremos de corregir el error en... mmm... ¡En un Buen!