miércoles, 3 de abril de 2013

PLANETAS



El planeta nuevo de Carlitos era realmente hermoso, era un gigante gaseoso de color morado con rayos, truenos y constantes tormentas eléctricas que le daban una apariencia distinta cada pocos segundos.
Cuando el “planetero” pasó cerca del vecindario sonando su clásica cornetita todos los demás niños enloquecieron de alegría, ya tenía planetas con anillos, pero el gaseoso de tormentas era realmente bello y el más grande, ¡800 centímetros cúbicos en su totalidad!
            Su papá estaba muy orgulloso de las calificaciones de su retoño, así que le compró el planeta, el vendedor le amarró un hilo y se lo llevó flotando dando brincos de alegría.
            Julio se tuvo que conformar con un mundo más pequeño, uno habitado, apenas tenía unos cuantos saurios y parecía ser que en su ecosistema no se habían desarrollado mamíferos.

            El papá de Carlitos comprendió que la mamá de Julio era muy pobre y que no podía comprarle a su hijo un planeta con más vida, ¡Ni hablar de un gigante gaseoso! Tendría que hacer algo por ese niño, el hecho de ser pobre no merecía que con tan buenas calificaciones tuviera menos que su hijo, así que prometió que la próxima vez que el planetero viniera le compraría un planeta igual al de su hijo.
            La mamá de Julio le dio las gracias a su vecino, ¡La vida era tan dura cuando se tenía que luchar sola!
            Sin embargo, esas cosas  no importaban a los niños, se fueron al parque a jugar con sus planetas.
            Carlitos y Julio estaban muy contentos cuando llegó entonces Armando con su planeta atado a su índice derecho, era un planeta habitado y con civilizaciones, en un continente habían desarrollado una cultura de tipo renacentista y con tendencias de tipo racional, no habían tenido Edad Media prácticamente, y en el otro continente apenas estaban descubriendo la rueda y el fuego, pero ya tenían una religión basada en un dios contorsionista (Razón por la cual todos se chupaban el pulgar del pie izquierdo en señal de respeto).
            Armando estaba muy orgulloso de su planeta, y para consolar a Julio le dijo que cuando los renacentistas crearan grandes urbes permitiría que uno de sus dinosaurios destrozara una ciudad nada más para ver que pasaba.
            Y los tres estaban muy contentos en el parque, se intercambiaron al menos tres veces sus planetas mientras se divertían presumiéndoles a los demás niños que no tenían planetas con que jugar.
            En eso vieron que Alejandra se acercaba muy contenta, a lo lejos parecía que tenía atado un planeta también, y en su otra mano chupaba una enorme paleta de colores.
            - ¡Ahí viene esa pesada de Alejandra! - Dijo Julio mientras recolectaba parte del cáñamo con el que sostenía su planeta, sujetándolo para que Alejandra no le hiciera algo a su mundito -.
            - ¡Hola chicos! - Saludó sonriendo con perversa travesura- ¿Ya vieron que me compró mi papá?
            - ¡Pues para que lo sepas - Le dijo Carlitos- mi papá me compró el planeta más grande que tenía el planetero!
            - ¡Ja - Continuó la niña- Cualquiera tiene un planeta!
            - ¿A sí, pues qué es eso? - Dijo Armando señalando al objeto que traía la niña, Julio abrazaba su mundo dándoles la espalda para protegerlo -.
            - ¿Esto? - Contestó Alejandra- Es algo nuevo.
            Entonces empezó a enrollar la cuerda en su mano para bajar a su nivel el juguete, tenía atado en el extremo superior un objeto obscuro y plano que parecía moverse, pequeñas luces  como estrellas giraban a su alrededor por la parte externa, para que en determinado momento las succionara alargándose hacia el centro del objeto donde desaparecían en el vacío de la mancha negra.
            Sin avisar acercó su juguete al mundo de Carlitos y empezó a succionarlo en fracción de segundos, el planeta empezó a alargarse y los gases de su mundo se introdujeron al vació obscuro desgarrándose en jirones, el niño miró con tristeza como se había quedado solo con su cuerda que ahora yacía fláccida en el piso.
            Pero eso no fue todo, el objeto succionó también el planeta de Armando y finalmente el de Julio, por más que este trató de correr el juguete de Alejandra le dio alcance.
             - ¡Ja, ja! - Rió la niña mientras se iba brincando de contenta mientras seguía chupando su paleta.
            Julio fue definitivamente el más afectado, pero Carlitos le puso una mano en el hombro en señal de apoyo.
            - No te preocupes - Le dijo a su amiguito- Mañana mi papá me comprará un agujero negro más grande. ¡Y vas a ver la que se va armar!

6 comentarios:

  1. que maquiavelico, humor negro me gusta! Jorge Corona.

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  2. Hola!! tu blog está genial, me encantaria afiliarlo en mis sitios webs y por mi parte te pediría un enlace hacia mis web de cuentos y asi beneficiarnos ambos con mas visitas.

    me respondes a emitacat@gmail.com

    besoss!!
    Emilia

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    1. ¡Saludos Muñekita Cat! Claro que sí, temandomail despues,¡Saludos!

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  3. la verdaD ES QUE SI ES MUY PADRISIMO LA VIDA LCTEA

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  4. es como si se tratara de semis dioses del universo, raza de poderosa categoria civilizadas! a jugar al universo y su creaciones!..

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